Viajar es bueno para el alma

Prepárate para recibir la mayor cantidad de clichés sobre lo que significa viajar.

¿Listo?

Vamos.

Que pereza empezar. Ya los sabes, lo sabemos. Que te hace descubrirte. Que te conoces. Que te da vida. Que eat, pray and love.

Todos suenan romanticones y, quizás por su repetición, hasta falsos. Aún no sé qué te da viajar. Quizás no lo sé porque no solo te da una cosa. La experiencia es diferente por el solo hecho de que rompes la rutina de tu vida y te enfrentas a nuevas circunstancias, conocimientos, problemas, personas, lugares, comidas, climas, camas y almohadas, emociones. Viajar es una experiencia nueva y por lo tanto produce nuevos resultados.

Te aceptas en un entorno ajeno, reforzando lo que eres y lo que no eres. Y descubres también quien quieres ser.

Viajar por tu cuenta y solo duplica este efecto. No tienes donde arrimarte más que en la señora que vende esquites. No tienes con quien hablar tu idioma así que te llenas de valor y le hables en un francés chueco al chico de la panadería. Tus noches son solitarias, así que decides salir y te tomas una cerveza disfrutando de tu compañía. Estar solo no es fácil pero cuando lo disfrutas se convierte en un momento de paz y viajar solo te obliga a encontrar estos momentos.

Desde que te subes al avión el cúmulo de experiencias, estímulos, personas y cualquier otro factor se hace más evidente y sobrepasa la rutina de la oficina, universidad o casa. Tienes que entender más rápido y resolver sobre la marcha. Las direcciones son nuevas y en lugar de calles te encuentras laberintos. ¿Dónde me voy a quedar a dormir?, ¿estará limpió cómo en mi casa?, y ¿si me encuentro un bicho? Incluso acostumbrarte al nuevo nido te pondrá alerta de tus necesidades y estándares. ¿La comida? Ya no es el almuerzo que llevas en lonchera, son nuevas sensaciones en un bocado. ¿Qué conozco? Conoces cómo fue el mundo y cómo lo es en otras latitudes. Costumbres, historia, ciencia, edificios. Aprendes, si te permites aprender. Te aceptas en un entorno ajeno, reforzando lo que eres y lo que no eres. Y descubres también quien quieres ser.

No te va a cambiar la vida solo por subirte a un avión. Te va a dar lecciones, momentos y aprendizajes por cómo asimiles la experiencia. Volviendo a tu casa vas a ser el mismo. O quizás vas a ser el mismo con nuevas memorias. O el mismo con nuevas reflexiones. O el mismo pero con más energía. Viajar te da lo que te permites que te dé.

Así que viaja. Así sea por los clichés y la foto de Instagram. Quizás después de tomar la foto te encuentres con una nueva idea, una nueva reflexión, una nueva persona. Y quizás esta nueva persona sea alguien más o seas tu mismo.

Y sabes que, a la mierda el anti romanticón que hay en mi: sí te hará conocerte un poco más.

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