Llega el inicio de semana y se te acumularon las cosas. Llamadas, mails, documentos. Lecturas, visitas, whatsapps. To-dos, ejercicio y encargos. El lunes ni bien empieza y ya estás copado de quehaceres laborales y domésticos. Empiezas abarrotado de cosas, terminas abarrotado de cosas y el ciclo se vuelve a repetir. A pesar de nuestras repetidas quejas, el lunes realmente no tiene la culpa. Tampoco es la culpa del martes, del miércoles y de los siguientes días de la semana. Digamos, por ponerlo suave y simple, es tu culpa.
Este ciclo interminable de carga de trabajo, de nadar contra la corriente de papeles, reuniones y compromisos, es abrumador. Pero hay una solución simple: planificar. Y sí, es bastante obvia, pero ¿cuándo fue la última vez que lo hiciste?
Este ciclo interminable de carga de trabajo, de nadar contra la corriente de papeles, reuniones y compromisos, es abrumador. Pero hay una solución simple: planificar. Y sí, es bastante obvia, pero ¿cuándo fue la última vez que lo hiciste? Empieza la semana y comienzan los pedidos, los pendientes, las reuniones que duran más de lo que deberían o las que deberían ser un mail y las interacciones laborales, cuasi sociales, que tampoco nos exprimen los pocos minutos que creemos tener.
Por eso te traigo una idea innovadora (léase en tono de infomercial televisivo). Bueno no es innovadora, solo es práctica. ¡Planifica los domingos! Los domingos de pereza, de pijama, de comida chatarra, de familia, de películas y fútbol. – ¿Cómo voy a sacrificar eso? ¡Quieto!, no vas a sacrificarlo. Vas a destinar únicamente 1 hora, máximo dos, a calmar tu semana. Y quizás menos cuando encuentres tu sistema. Los domingos aparte de pijamas y fútbol, deben ser de agenda y lápiz.
El domingo tiene un aire de abandono, relajación, pereza y, a medida que anochece, de desesperación. No me voy a meter al problema psicológico atrás de la desesperación. Solo toquemos el tema de la planificación. Este pequeño hábito puede reducir la ansiedad y prepararte para tener una semana más tranquila y productiva. Compra una agenda y un esfero y “enciérrate” en un lugar silencioso durante 1 hora. Con esto estarás 80% listo.
Lo siguiente es encontrar un sistema que sirva para ti. Empieza con el más básico, enumerar tus pendientes (o to-dos) (o quehaceres) (o cómo quieras llamarlos). Los enlistas y después los organizas. Puedes organizarlos según urgencia, importancia. O puedes organizarlos por fecha límite. O puedes organizarlos como fáciles y difíciles. Hay muchos recursos, guías y personas expertas en este tipo de organización. Y vas a llegar a eso. Pero el primer paso es que en un papel pongas qué vas a hacer, cuándo lo vas a hacer y cuánto te debería tomar.
Entonces, cuando llegue el martes no estarás empezando recién a organizarte. Y cuando llegue el jueves no estarás recién acabando lo que debiste acabar el lunes. Y cuando llegue el domingo dedicarás una hora a planificar y solucionarte problemas innecesarios de la semana que vendrá.