Nunca he escalado un nevado, nunca he piloteado un avión, nunca he corrido en Pamplona y nunca he hablado en frente de más de 5.000 personas. Quiero hacerlo todo.
Antes hasta el límite significaba cuantos shots más puedo tomar. Cuanto aguanto sin dormir o limitando el sueño. O hasta cuantos rollos de sushi me puedo comer sin vomitar. Probé mis límites en muchos aspectos.
Unamos las dos. Probar los límites es parte de mi filosofía hace años. Y lo hice de todo. Lo bueno, lo malo, lo no tan bueno y lo claramente perjudicial. Creo que tenía que hacerlo y si tú lo tienes que hacer, no soy nadie para prohibírtelo. Pero con un poquito de experiencia ya te puedo decir que algunos límites solo dañan y tienes el riesgo de que te demores mucho en repararlos. Estoy un poco conflictuado con recomendarte eso porque la experiencia, vivirlo en primera persona, te va definiendo. Y sin eso quizás te quede la duda o la curiosidad. Si esto resuena contigo, prueba tus límites. Si eres más inteligente que yo y sabes maximizar recomendaciones y evitar eventos claramente dañinos, vamos al siguiente paso.
Probar los límites es parte de mi filosofía hace años. Y lo hice de todo. Lo bueno, lo malo, lo no tan bueno y lo claramente perjudicial.
Prueba tus límites en lo que te traerá buenos resultados. Es cierto, no lo sabes aún. Y también es cierto que la mayoría de los excesos son malos. Pero sigamos en esta línea de pensamiento. Prueba cuanto puedes trabajar en un día. ¿14 horas? ¿16? ¿Solo 10? No te digo que lo fuerces todos los días. Encuentra tu límite y trabaja a partir de este. Si tu límite es 10, trabaja 10 de manera sostenida. Si puedes más aumenta a 14 a 16 y sigue. Un poco menos, 12 tal vez, escúchate.
Estás haciendo ejercicio, prueba tus límites. Levanta 10 kilos más. No te fuerces, solo prueba tus límites. Una repetición más y anda a tu casa caminando como ganador. Puedes correr un kilómetro más, tú lo sabes. Puedes darlo todo. Puedes dejar adicciones sociales. Bájale al celular. Ocúltalo unas horas. Prueba ese límite también. Prueba el límite que te convierta en el mejor tú.
Me encantan las vistas y me han dicho que no hay mejor cosa que la vista desde un Cotopaxi. Tener alas, lo más cercano es un avión; libertad y control. Pamplona y los toros. ¡Oh tradición absurda de cómo llevarte a un límite de coraje y valor! Y hace años que no hablo a más de 500 personas en una sala. Un buen objetivo es 5.000. Hasta el límite.