Que no se pierda la curiosidad

El ejemplo clásico de la curiosidad es un niño descubriendo el mundo a través de sus sentidos. Ve una flor y la quiere oler, escucha a un perro y repite su sonido, observa un pájaro y lo señala, toca el pasto y la tierra… y la tierra, bueno, se la come. No es que seamos brillantes desde el principio, pero sí somos curiosos.

La curiosidad no desaparece, solo espera ser escuchada.

Esa curiosidad innata, esa chispa que nos lleva a explorar, parece desvanecerse con los años.

En el colegio nos enseñan historia, geografía, biología y matemáticas. Pero si preguntas por qué el sapo tiene colores, te explican que los artrópodos son así y asá. Preguntas qué pasaba en Latinoamérica en 1940, te dicen que toca estudiar la Segunda Guerra Mundial. Preguntas sobre esa canción que suena al fondo, y te piden que hagas silencio y resuelvas la prueba.

Sí, aprendemos, pero muy pocos tienen la suerte de que lo que enseñan despierte su curiosidad. Vas al colegio a aprender, memorizar y pasar de año, no necesariamente a explorar tus intereses. Si, por casualidad, algo te apasiona, puede que ni tengas espacio para preguntar porque el profesor busca disciplina o simplemente enseña lo que está en el currículo.

Poco a poco, la curiosidad es reemplazada por obligaciones. Tanto, que algunos terminan odiando, rechazando o ignorando la escuela.

Pero basta de quejarnos del colegio.

La curiosidad, aunque parezca dormida, sigue ahí. Es esa sensación de asombro, interés, intelectualidad y pasión que a veces resurgen. Cuando escuchas a alguien tocar la guitarra, cuando lees sobre un arqueólogo buscando civilizaciones perdidas, o cuando ves una noticia sobre autos autónomos.

La curiosidad no desaparece, solo espera ser escuchada.

Cuando decides seguirla, algo cambia. Esa chispa puede convertirse en pasión. Esa pasión puede conectarte con un propósito más grande que tú. Y ese propósito puede llevarte a buscar autonomía y, finalmente, maestría en lo que haces.

Pero primero, tienes que encontrarla. Y luego, seguirla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio