Cuando llegas al punto en el que ya no tienes respuestas o las que tienes han dejado de funcionar, por favor, ríndete. Pero no malinterpretes: no se trata de dejar de intentar, sino de dejar de cometer los mismos errores y buscar fuera de ti lo necesario para encontrar mejores respuestas dentro de ti. La clave sigue estando en ti, pero a veces tu interior necesita nutrirse de algo externo.
Y una forma poderosa de hacerlo es a través de la filosofía.
La filosofía no es solo una materia escolar. Es un camino para cuestionar, reflexionar y buscar respuestas.
Durante siglos, los filósofos se han planteado preguntas. Algunas sobre el universo, instituciones o lo que nos rodea. Otras, sobre el ser humano, la existencia y los conceptos que rigen nuestras vidas. Muchos de ellos ya se hicieron las preguntas que probablemente tú estás intentando resolver ahora. Sus ideas pueden ayudarte a formular mejores preguntas y, quizás, a encontrar tus propias respuestas.
Aristóteles, uno de los pensadores más influyentes de la historia, habló extensamente sobre la felicidad y cómo alcanzarla. En Ética a Nicómaco, planteó que el objetivo último del ser humano es la felicidad y que para lograrla necesitamos un plan. Su trabajo nos guía en cómo construir ese plan y vivir una vida plena.
Por su parte, los estoicos ofrecen una visión basada en la virtud: templanza, coraje, justicia y sabiduría. Esta filosofía, muy popular en tiempos recientes, sigue siendo atemporal. Las Meditaciones de Marco Aurelio, escritas por el hombre más poderoso de su época, son una guía para mantener el control emocional incluso en los momentos más difíciles.
Si estás atravesando un periodo oscuro, tal vez encuentres consuelo en el existencialismo o el absurdismo. Aunque estas corrientes pueden llevarte a confrontar el vacío y lo absurdo de la vida, también ofrecen herramientas para construir tu propio sentido y propósito. Sartre y Camus son grandes compañeros en momentos de desesperanza, capaces de ayudarte a encontrar significado incluso en los días más grises.
La filosofía no es solo una materia escolar. Es un camino para cuestionar, reflexionar y buscar respuestas. En un mundo lleno de incertidumbre, puede ser lo que necesitas para reencontrarte contigo mismo. Y qué mejor manera de hacerlo que aprendiendo de los grandes pensadores que ya han iluminado el camino antes que tú.